Ao som de: Duran duran - Come Undone
Eu posso chorar assistindo sessão da tarde e posso ver alguém morrer sem sentir nada.
Não entendo certas relações humans por que não as vivencio.
Tenho a crônica dos meus grandes amores bordados num tapete no meu banheiro.
O momento mágico do meu dia é quando ergo a cabeça descendo a escada de manhã. Eu sempre sorrio. faça chuva ou faça sol, o dia é meu.
O momento mágido da minha noite é quando são 3 da manhã e eu continuo sem sono. E eu pego meu baixo e fico tocando com ele desligado. Eu fecho os olhos e escutos todas as notas. E acabo dormindo com ele do meu lado.
E eu leio Nietzche como quem lê um jornal. Leio
'a arte da guerra' e
'o príncipe' como se lesse um manual de instruções. Escuto Tool como se fosse uma canção de ninar. Vivo a vida como quem joga. E jogo como se não quisesse ganhar.
Dentro de uma camiseta do grêmio muita coisa aconteceu. Isso me faz gremista mas não faz sentir raiva do inter nem pena do juventude.
Um par de asas. Uma pena para cada pecado. Uma pena vermelha por um pecado maior. Não que eu me culpe mais por ele, mas ele foi o que mais me ensinou.
Español me balança. Gosto do som. Do cheiro de uma manta. Do sorriso. Mesmo sem tudo isso, eu ainda gostaria da língua española só por causa do Neruda e de um hipie chileno.
Meus dois lados vivem discutindo. É comum que eu me refira a mim mesmo com um "nós" em vez de "eu". O fato é que me chamo de vento quando converso comigo mesmo.
Por se hablar en Neruda:
Oda a las cosas
Amo las cosas loca, locamente.
Me gustan las tenazas, las tijeras,
adoro las tazas, las argollas, las soperas,
sin hablar, por supuesto, del sombrero.
Amo todas las cosas, no sólo las supremas,
sino las infinitamente chicas,
el dedal, las espuelas, los platos, los floreros.
Ay, alma mía, hermoso es el planeta,
lleno de pipas por la mano conducidas en el humo,
de llaves, de saleros, en fin, todo lo que se hizo
por la mano del hombre, toda cosa:
las curvas del zapato, el tejido,
el nuevo nacimiento del oro
sin la sangre, los anteojos, los clavos,
las escobas, los relojes, las brújulas,
las monedas, la suave suavidad de las sillas.
Ay cuántas cosas puras ha construido el hombre:
de lana, de madera, de cristal, de cordeles,
mesas maravillosas, navíos, escaleras.
Amo todas las cosas,
no porque sean ardientes o fragantes,
sino porque no sé, porque este océano es el tuyo,
es el mío: los botones, las ruedas, los pequeños tesoros olvidados,
los abanicos en cuyos plumajes desvaneció el amor sus azahares,
las copas, los cuchillos, las tijeras, todo tiene en el mango,
en el contorno, la huella de unos dedos,
de una remota mano perdida en lo más olvidado del olvido.
Yo voy por casas, calles, ascensores, tocando cosas,
divisando objetos que en secreto ambiciono:
uno porque repica, otro porque es tan suave
como la suavidad de una cadera,
otro por su color de gua profunda.
otro por su espesor de terciopelo.
Oh río irrevocable de las cosas,
no se dirá que sólo amé
lo que salta, sube, sobrevive, suspira.
No es verdad: muchas cosas me lo dijeron todo.
No sólo me tocaron o las tocó mi mano,
sino que acompañaron de tal modo mi existencia
que conmigo existieron y fueron para mí tan existentes
que vivieron conmigo media vida
y morirán conmigo media muerte.